2.8.07

Soldaditos

The path of the righteous man is beset on all sides by the inequities of the selfish and the tyranny of evil men. Blessed is he who, in the name of charity and good will, shepherds the weak through the valley of the darkness. For he is truly his brother's keeper and the finder of lost children. And I will strike down upon thee with great vengeance and furious anger those who attempt to poison and destroy my brothers. And you will know I am the Lord when I lay my vengeance upon you.

(Ezequiel 25:17)


-¡Soldado!, si le digo que tome su bayoneta y dispare a su compañero ¿qué tendrá que hacer, Soldado?-. Esto es lo que siempre pasaba en las barracas del 25º regimiento de infantería. Era una tarde soleada, de esas típicas de verano, donde uno puede tirarse a descansar y con el sopor imaginar cosas. -¡Soldado!-. Lo escuchaba, lo podía ver… vaya, que nunca podía bajar la mirada, eso no era permitido para alguien de su grado.


El pelo corto, casi a rape, negro como su piel, aunque ésta se diferenciaba por un pequeño brillo, debido a las largas caminatas que lo obligaban a realizar por la mañana y tarde, los ojos cafés, como los de un caballo, siempre fijos, grandes, siempre al tanto de lo que ocurría, de lo que le podría pasar. Su cuerpo era magro, no era alto, pero era casi esquelético, pareciera que con algún ventarrón podría caerse, pero al descubrir su cuerpo, desnudo, se podían notar los músculos marcados, como si un roedor (un ratón o una ardilla) hubiera roído esas delimitaciones entre sus huesos, de manera lenta y pausada. Como si un roedor le hubiera carcomido, también, el alma la cual estaba también marcada, al igual que su cuerpo, por pequeñas heridas de guerra… de esas heridas que son tan preciadas por los militares porque les da estatus y los pone a la cabeza del regimiento.


-¿¡Soldado!?- Lo escuchaba, en verdad que lo hacia… lo había hecho desde el primero momento en que había puesto un pie en esas barracas, en ese lugar al cual debía llamarle “su hogar”. –De aquí en adelante no son nadie, ¿entienden? No importa quien fueron o que hicieron… ¡aquí son números! Tú, sí tú, desde ahora eres el 152575-3- ¿Quién es soldado?-…-Mamá, es lo mejor para todos… mire, me van a dar de comer, a proteger… voy a ser un heroico hijo del estado- -Mamá, no llore…mire, soy un tonto para la escuela… Mamá no se ponga así-…
-¡Soldado!- Lo escuchaba y lo miraba, impetuosa, fija, odiosamente… sin parpadear ni un solo momento. –Aquí ustedes son una forma de llegar a un objetivo- -¡Un soldado acata, no discute!- -¡Un soldado no tiene a nadie, sólo son el Estado y él!- -¡Un soldado terminado su trabajo, recoge sus cosas y espera recibir nuevas órdenes para acatarlas de nuevo!- -¡Un soldado no llora, no siente… un soldado sólo sabe decir: ¡Señor, sí Señor!-


-No llores wera, ya tuve suficiente con mi mamá. Voy a regresar con traje y espada… ¡hasta con una pistola!- -Si hasta me van a ver y van a decir; mira ahí va la wera con su novio, nombre si se ve todo un hombre- -No me digas eso wera, no voy a buscar a nadie más, si tú eres todo lo que quiero- -No wera… no me digas eso- -Wera, te prometo regresar ´pa matrimoniarnos- -No wera, no digas eso- -No wera…no te vayas…wera-


-¡Soldado!- Lo escuchaba silenciosamente, lo miraba fijamente, lo olía, como todos los días desde que había llegado. Ese olor nauseabundo de sudor, cigarro y algo más que nunca había sabido descifrar, pero que le revolvía el estómago y le dejaba el bolo alimenticio en el cogote. -¡Soldado!-


-Hola, Soy Mateo- -¿Cómo te llamas, mano?- -¿Te gustan las armas?- -Mi mamá dicen que las armas son de Diablo… yo no sé- -Yo estoy aquí, por mi papá. Fíjate que decía que aquí me iban a enseñar a ser “hombrecito”… Sólo por que una vez me vio poniéndome unos calzones de mi hermana… pero estaban retebonitos- -Espero no irme al infierno y que aquí me quiten mi enfermedad mano, porque mi papá dijo que sino a chingadazos me lo quitaba el mismo- -¿Tienes un cigarro?- -Eres bien divertido, mano, hasta pareces de esos que han vivido en muchos lugares-


-¡Soldado!- Lo escuchaba silenciosamente, lo miraba fija, rabiosamente, lo olía repugnantemente, lo sentía cerca de él, esa presencia que le agobiaba, que le hacía recordar cada día cuan miserable, cuan bajo, cuan aislado estaba del “mundo real”, de la presencia de los demás, de su vida, de su realidad. Esa presencia que cada día a las 4:30 am, en punto, le hacia añorar a sus seres queridos, que le hacia ver, a patadas y culatazos, lo que significaba la vida y el arte de sobrevivir día a día. Sólo era en el baño, si a eso podía llamarséle baño, en dónde podía sentirse. Sentir su pelo, pasar su mano por su cara, o por lo que creía que lo era, por su cuerpo, por su vida…Sólo ahí era donde se agarraba, se aferraba, se prendía, tal cual, de la vida, de la idea de que algún día, a ciencia cierta ya no sabía cuando, pero lo quería creer, las cosas serían diferentes y él tendría la oportunidad de disfrutar, de saborear, de reírse de y con la vida.


-¡Soldado! Le acabo de hacer una pregunta- -¿Necesita más información o que lo encierre para que aprenda a obedecer y escuchar a sus superiores?- -¡Señor, No Señor!- Fue lo único que pudo emitir el soldado, con sus ojos arrasados en lágrimas, con su cara totalmente desfigurada, debido a la fuerza con que apretaba sus dientes, con su cuerpo enjutado, contraído, con el corazón raído, con el alma hecha añicos volteo a ver a su superior inmediato, al verdugo de su vida, de sus ilusiones, de sus esperanzas.


Tomó su fusil y sin pensarlo, tal como si estuviera en un estado de trance, lo cargo a su hombro y cargo el arma. Sonó un grito desgarrador, un pequeño estruendo y se vio una pequeña nube de polvo, con olor a algo parecido a un cuete quemado, como a día de feria, y luego otro y otro y otro…


-Bien Soldado, usted si sabe como pagarle al estado su educación y cuidado- -¡Bien Soldado…!- Fue lo único que se pudo escuchar esa tarde de verano, después de los cuatro balazos que un soldado raso había descargado sobre otro, por una riña de índole homosexual, según expresan en el 25º regimiento de infantería.

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