27.6.10

Tu post

-¿Por qué no piensas que fuiste su Dulce Noviembre?- me dijo y yo sólo sonreí
M.


Es difícil escribir. Más, cuando no espero que sea un forma de modificar el curso de las cosas. Ni tampoco que las resoluciones sean modificadas. Esto es algo que necesito hacer y a la vez que tú necesitas saber. No sé si lo leerás, si pasará desapercibido, pero debo hacerlo, por el bien de todos.

Repaso y repaso la última plática que tuvimos, cuándo preguntaste qué era lo que yo quería. Se que en ese momento tuve que haberte dicho que te quería a ti, que quería algo contigo, que me importaba un carajo que estuvieras un día, dos o un año. Que lo quería era poder abrazarte, tomarte de la mano, estar contigo, pasar el poco o mucho tiempo que tuviéramos como pareja. Ahora lo entiendo y si no lo hice fue por miedo y por intentar ser racional. Miedo al rechazo, al escarnio, a la burla. Miedo a lo desconocido. Y sí, tuve que haberlo dicho pero me faltaron para hacerlo.

Son tantas cosas las que pasan por mi cabeza, que siento que este post no tiene pies ni cabeza. Recuerdo que cuando esto empezó ni yo mismo sabía que pasaba, pensaba -Algo en que divertirme- No tenía nada en ese momento y lo nuestro parecía sólo una relación más de las que he tenido, pasajera, de esas que al mes se olvidan y ni siquiera logras recordar por qué lo hiciste o si valió la pena. Y tú parecías tan lejana, tan segura de ti que suponía que las cosas no pasarían de un mes. -Solo es diversión, solía decirme una y otra vez-

Más las cosas nunca van como uno piensa y supe que estaba sintiendo algo por ti un día que dormí, durante la tarde, con una chamarra que te había prestado y se había impregnado de tu olor. Ja, que cosa más cursi pensé, pero lo cierto es que no me la quité, me justifiqué diciendo que tenía frío, pero lo cierto es que quería seguir oliendo tu perfume, pensando que con eso era como tenerte a mi lado.

Y de la nada empecé a buscarte, por primera vez quise tenerte mi lado. Me nació el contarte cosas, relacionarme contigo, involucrarme emocionalmente y conocerte, saber cosas de ti, que importaba el pasado, que importaba que el mundo dijera que eras esto o lo otro, a mi no me importaba, no me conflictuaba el saber que antes que yo habían pasado amores, verdaderos amores. Eso no me importaba, me importaba el momento, el presente en el que te sentía, en el que mecía tus cabellos y en el que te abrazaba, en el ver tu sonrisa y tus enojos, tus berrinches, el besarte.

Por primera vez disfrutaba el hecho de mandar mensajes, de hacer llamadas. Por primera vez no sentía como una obligación el verte todos los días, el esperar llamadas o recibir mensajes. Al contrario, los esperaba, me despertaba pensando y veía las horas si no mandabas uno y me molestaba, sin sentido alguno, pensando en el por qué no lo hacías. Disfrutaba el platicar contigo por internet, aún después de haberte visto, el seguirte leyendo. Sí, me haces sentir cosas, no tengo porque negarlo ya, me haces sentir cosas que ninguna mujer había hecho.

Pero a la vez comprendí, por primera vez, eso de dar libertad. Aprendí a aceptar tus decisiones de irte de fiesta, de no verme, de tener que soportar un fin de semana sin verte por compromisos familiares, de trabajo, que te fueras de viaje, que te fueras por tu indecisión y tú no-se-qué-hacer. Aprendí y no fue fácil. Sí, tenías razón, muchas veces me encelaba, me encelaba de que alguien te echara el perro, me encelaba del pensar que hacías cuando salías, cuando te ibas de viajes...pero al final, también te sentía, por primera vez, podía decir que alguien estaba aquí porque quería, no por un compromiso falaz, sino porque ella quería quedarse aquí.

Muchas veces tuve que amarrarme las manos y la boca para no decir cosas. Sobre todo cuando una y otra y otra y otra vez querías irte, y encontrabas pretextos, cada vez más difícil se contrarrestar. Sentía, siento aún, frustración, mucha, por qué en ese momento quería gritarte que te quería, que te quiero, que a mi no me importaba no ser el príncipe azul, ni haber llegado en otro tiempo, cuando creías en las relaciones y en el amor, sino que quería vivir esto, que me dejaras vivir esto, que quería probar esto aunque fuera por un pequeño tiempo, por un momento. Poder decir que lo había vivido, que nadie me contó esas historias de sentirse feliz.

Lograste ser mi motor para todo. Por ti dejé de hacer muchos vicios, que ahora que te has ido he retomado, para superarme un día tras otro, en todos los aspectos. Eres esa parte que me hacía feliz, esa pequeña pieza que embona perfectamente bien y que, aunque no sabes cómo, te modifica la vida y te la hace más sencilla, más divertida, más vivible.

Se que soy parco y que pocas veces suelo expresar las cosas que siento, buenas o malas, pero desde pequeño tuve que aprender a ser el grande, tuve que aprender a cuidarme y protegerme. Y eso significó muchas veces el esconder lo que sentía, el aguantarme las lágrimas o la alegría, y no, no tiene que ser pretexto, porque no lo sería, pero lo cierto es que ahora ya me es difícil decir las cosas, hablar y poder expresar lo que siento.

No sé cómo terminar esto, porque muchos sentimientos vienen y van, muchos párrafos he borrado y sobreescrito. Es tarde y continúo pensando que este post no tiene ni pies ni cabeza y que no logra describir lo que quiero expresar. Que son párrafos atrabancados, que uno a otro se superponen y que juntos no logran hilvanar una idea correcta. Disculpa, pero siempre has logrado eso en mí, ponerme a soñar y atrabancarme.

Se que serás alguien que siempre recordaré, como una historia especial que no compartiré con nadie, porque nadie la creería, ni creería que fui capaz de vivir esto. Pero entiendo que eres de esas lindas historias que prefiero guardarme y siempre que piense en ti, una gran sonrisa y un suspiro me invadirá. Y cuando escucheFrench Navy ensaré en un te amo y realmente nunca lo supiste.



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