20.9.07

-Solitudine-


Estamos solos, lo sabemos, lo saben y se encargan de hacernos saber que ya lo han notado. El escuchar el teléfono timbrar hace que se nos encrespe la piel, pues entendemos que una vez más tratarán de validar su fuerza y superioridad sobre nosotros. Entendemos que no podemos hacer mucho y, sinceramente, ya no oponemos mucha resistencia. Es como una forma, indirecta, de aceptar nuestra derrota. Se nos nota en los ojos, en las sonrisas fingidas que ponemos una y otra vez cuando hacen algún comentario mordaz con intención de recordarnos de que estamos subyugados, que nos tienen a sus expensas y pueden hacer lo que quieran por un período de tiempo relativamente largo.

Después de que se van, solos, nos vemos el uno al otro y no emitimos palabra alguna. La mirada lo dice, lo expresa todo. Ni siquiera podemos reclamarnos algo, sonaría estúpido, vacío, sin sentido alguno. Sólo nos vemos, el uno frente al otro, y nos damos ánimos, como si los dos expresáramos; ya se fueron, no te preocupes, lo peor ya pasó y mañana otro día será.

Acto seguido abrimos las cosas y tratamos de esbozar algo, de intentar realizar algo de lo que solíamos ufanarnos, como si quisiéramos olvidar lo que está pasando, como si tratáramos a toda costa de darnos la vuelta y evadir el problema. Lo que nos molesta, en verdad, es la actitud que tomamos, la cobardía que tenemos y no podemos defender lo que debería ser nuestro.

Y así seguimos, un poco a la deriva un poco esperando a que suceda algo que nos regrese a donde pertenecemos, a lo que solíamos hacer. Tratamos de dar golpes, pero son en vano…estamos solos, lo sabemos, lo saben y se encargan de hacernos saber que ya lo han notado…..

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