31.10.11

Dicen por decir

A tí.

Que los fueron aventar por la carretera que va hacia el sur, dicen. Que no eran más que un puñado de jóvenes, sin ningún oficio ni beneficio, dicen. Que buscaban a aquel que les fue a quitar, y a matar, a una gran cantidad de seguidores en los municipios aledaños a la ciudad, dicen. Que actuaron con saña y con resentimiento, como si tuvieran podrido el corazón, y que fue un mensaje para todos aquellos que buscaban saber, dicen.

Que las familias fueron allá, al camino pedregoso y pronunciado, a pie la mayoría, a buscarlos y darles un santo sepulcro, dicen. Que se llevaron a sus muertos así como llegaron, a pie y que nadie tuvo a bien ayudarlos, dicen. Que les lloraron siete veces siete, a los que eran suyos como a los que no, dicen. Que ante el temor de tener repercusiones nadie se presentó a los funerales, ni a novenarios ni misas de gracias, dicen.

Que la gente sabía que la policía estaba corrupta y que no hicieron investigación alguna, dicen. Que las balaceras y los colgados que aparecieron después fue otra muestra de poder, dicen. Que de repente empezaron a aparecer los cuerpos de aquellos que tenían que ver con los verdugos de los jóvenes, dicen. Que por las noches se escuchaba clamores y gritos aterradores, dicen. Que no fue hasta que cayó el último, todos con muestras de tortura, que se dejó de escuchar el murmullo de -ojo por ojo y diente por diente-, dicen.

Que entonces regresó la paz y que por las noches se podía conciliar el sueño, dicen. Que aún los padres buscan a sus jóvenes, pero que saben que ya están descansando, dicen. Que Dios sí es vengativo y disfruta de hacer sufrir a aquellos que se comparan con él, dicen. Que estos son los días últimos y que lo peor aún no se avecina, dicen, pero no me haga mucho caso y mejor siga por su camino que en este pueblo no hay mucho que ver, ni hacer.

23.2.11

Suficientemente bueno

Quién lo mide, qué lo mide. No lo sé, pero hoy me siento así. Suficientemente bueno o no, qué más da. Si al final siempre recibiré un reproche, un berrinche, un regaño. Cansado, gris, triste, palabras sueltas sin sentido. Como la vida en general, como MI vida en general. Perdón no es suficiente, lo siento tampoco. Suficientemente bueno, suficientemente vivo, suficientemente muerto, suficientemente, suficientemente

23.10.10

El potrero no se mancha

“El fútbol debería ser gestionado por los futbolistas, los dirigentes sólo desean robar el dinero de los clubes y salir en la foto”.

Diego Armando Maradona


Sonó el teléfono de la redacción y supuse que debía ser algo importante. No es que nunca suene, pero ya entrada la madrugada sólo suena por cosas realmente excepcionales. Ese día la guardia sucedía con relativa tranquilidad y sin eventos que acapararan la atención. Así que al escuchar el timbre del teléfono, me latió el corazón un poco más rápido de lo normal.


Contesté, aparentando tener calma y hasta un poco de hastío, e inmediatamente recordé esa voz. Un –hola Licenciado- bastó para recordar todo. Él fue, siendo honestos, el artífice de mi éxito y mi ascenso en el periódico al brindarme datos, fechas y nombres claves para desenmascarar aquel problema de los controles antidopajes dentro de la selección. Fue mi entrada y protector dentro del mundo futbolero. Durante la investigación lo apodé “boca chiquita” y así fue como siempre lo ubiqué.


Nunca pude agradecerle de forma personal, ni siquiera conocerlo físicamente, y por más que intenté concertar citas o encuentros para saber quién era y por qué me había escogido para brindarme esos secretos, todos mis intentos fallaron. Al final, el reportaje fue un éxito, la noticia una primicia, el diario se vio beneficiado y yo, obviamente, fui ascendido. Todos ganamos, menos él, y con el paso del tiempo lo olvidé y nunca más pensé en el misterioso “boca chiquita”.


Pero no hay plazo que no se cumpla y fecha que no llegue, supongo. Y ahí estaba de regreso el personaje que me había llevado a la fama. Rápidamente contesté con un –Hola-, ahora sí totalmente nervioso, e intenté excusarme por no haberlo buscado ni compartido mi fama. Pero pareció no importarle. Me calló, empezando a hablar sobre lo que pasaba. Lo primero que dijo, y que atrajo mi atención, fue; “la cosa está muy caliente por acá, por la Federación, Licenciado”.


No tenía que adivinar. Cualquier persona con un mínimo de conocimientos generales sabía que se refería al problema que existía entre seleccionados y federativos, con todo este asunto de la fiesta después de un partido en dónde sólo habían demostrado estar muy lejos del nivel alguna vez obtenido en años anteriores. Claro, eso debía ser. La carta-sentencia por parte del capitán del tricolor, amenazante e intimidatoria buscando la cabeza de federativos, fue la cereza que coronaba aquel espectáculo decadente.


Él continuó su charla. “Buscan cabezas. Una total cacería de brujas. Falta de integridad, respeto y dignidad por parte de ambos bandos” reclamaba “boca chiquita”. Eso era, a grandes rasgos, lo que pensaba de la situación. Pude notar que, por la forma de hablar y comportarse, mi conexión estaba íntimamente vinculado a la Federación de Fútbol y eso me empezó a inquietar un poco. Nada bueno, pensé, nada bueno.


Entonces, actuando de forma intempestiva, expresó aquello que temía. “Licenciado, usted me debe un favor. Es hora que me lo pagué”. –Maldición-, pensé, e inmediatamente pregunté sobre cómo quería, a la vez que intentaba excusarme por si buscaba algún artículo o reportaje parcial. -El diario no puede, ha construido su imagen y el público confía-. Una pequeña risa se escuchó del otro lado del auricular y un –No se preocupe, conozco su integridad- fue la terminación de aquel hilo conversacional.


No, lo que quería “boca chiquita” era desenmascarar, nuevamente, aquel problema y demostrar los vicios tanto de federativos como de seleccionados. –En este problema, nadie se salva Licenciado. Usted los conoce, un poco de dinero y fama y se creen dioses, intocables. Es hora de enseñarles que son como nosotros- Me dejó estupefacto y me dio un poco de miedo. Jugar con esas cosas, no era algo tan sencillo. Muchas represalias y enemistades podía ganarme, pero por otro lado debía este favor y no sabía de qué era capaz “boca chiquita”.


Acepté, con reservas, argumentando que si llegaba a notar algo turbio lo dejaría inmediatamente y, extrañamente, aceptó. Lo primero que me pidió, entonces, fue acudir a la Federación a primera hora y buscar datos sobre gastos por “comidas y eventos” para después ir a entrevistarme, ya había hecho los arreglos, con el gerente de un bar que apodaban “Bam-bam”. Pregunté si era todo, a lo que respondió con un –por ahora- y colgó. No pude concentrarme más, sólo pensaba en lo que sucedería después de esa conversación.


A la mañana siguiente fui a la Federación a buscar la información. Me atendió Don Jesús, hombre de comunicación de la Federación, que llevaba toda su vida trabajando y el cual, en tono amable, me dijo que consultaría y me haría saber la resolución, ya que esos datos eran confidenciales. Me preguntó el por qué de mi interés, y me justifiqué inventando un reportaje para el diario sobre la comida que recibe un futbolista profesional durante sus concentraciones.


Inmediatamente tuve que salir para encontrarme con “Bam bam”, quien administraba un club de poca monta. La entrevista se llevaría a cabo en un restaurante al sur-poniente de la ciudad. Los gastos correrían por mi cuenta y tendría que preguntar por la mesa del Señor Buenrostro. Todo esto me parecía de novela, como aquellas películas que mis profesores ponían durante la carrera para demostrar lo que era capaz un periodista por cubrir algún evento.


Llegué al restaurante y pregunté por mi entrevistado. Un camarero, amable y sonriente, me llevó a una mesa que, curiosamente, estaba en el rincón y la cual era difícil de divisar a simple vista. Mis corazonadas fueron correctas y frente a mí tenía a un hombre de mediana edad que cumplía todas las características de arquetipo de cadenero o bar tender de cualquier bar o disco de moda. Fornido, pelo largo, cuidadoso en su vestimenta, un poco exagerada para mi gusto, y con actitud pedante.


Me senté y esperé un momento. Por lo que podía observar, ya había comido y llevaba algunas copas. No sabía realmente qué preguntar, así que intenté realizar un primer acercamiento, intentando sondear el terreno. Justo cuando me disponía a hablar, levantó la mano en un ademán de silencio, sacó un sobre amarillo y tan sólo dijo –el Don me pidió que lo entregara. Ahí está todo lo que le interesa. Yo, simplemente atendía las peticiones de la Federación- Me quedé petrificado, intrigado.


¿Qué significaba todo esto? Inmediatamente tomé el sobre y buscaba abrirlo, cuando “Bam bam” con una mirada me indicaba que no, para después explicarme –aquí no, hay mucha gente y sabrá Dios los que vengan a comer- Acepté y como autómata guardé el sobre dentro de la mochila que siempre cargo. No sabía cómo excusarme de ahí, para poder leer toda esa información. Así que fingí una llamada de la redacción, la cual urgentemente me pedía estar por allá.


Mi interlocutor pareció no importarle, sólo se limitó a darme un mohín de sonrisa y aceptar con la cabeza. Salí más rápido y llegué lo más pronto a la redacción. No sabía qué esperar, podría ser un truco o, por otro lado, podría ser algo vital. Llegué a mi lugar, pero desconfié de abrirlo y leerlo frente de todos, alguien podría intentar quitármelo o hablar demás con los compañeros, nunca se sabe y menos en este oficio.


Me parapeté en una de las pequeñas salas de oficina y ahí fue cuando la verdad estuvo frente a mí. Copias de recibos, fotos, cuentas por pagar, cheques cobrados, que relacionaban las fiestas que la selección realizaba después de los partidos. Pero lo revelador era que los altos funcionarios, aquellos mismos que ahora intentaban poner orden, eran los mismos que pagaban o ayudaban a los futbolistas a tener todo lo necesario para tener fiestas inolvidables.


Mejor aún. Fotografías de futbolistas con funcionarios en fiestas, acompañados de mujeres, lo que le daba ese tono morboso y dramático a la situación. Cheques por cobrar para diferentes empresas de catering. Cuentas desorbitantes por botellas de vino, de los mejores, comida, cuentas de “acompañantes”. Todo lo necesario para abrir esta caja de pandora estaba ahí, frente a mis ojos. Pero no estaba tan seguro de hacerlo, ¿sería capaz de hacerme tantos enemigos?


Estaba absorto en los papeles que tenía cuando sonó el teléfono de la sala de juntas. Me asustó y presintiendo algo, inmediatamente lo recogí. Lo siguiente no lo recuerdo bien, porque fue de improviso pero una voz, áspera y nada amigable, me decía que ya estaba todo dicho. Que si intentaba siquiera sacar algo de información sobre lo que tenía, que lo iba a pagar y me iba a arrepentir. Que ya habían ubicado al chivo expiatorio, que era cuestión de horas para despedirlo y buscar acciones legales en su contra.


Estaba contrariado, asustado. Intenté protegerme explicando que no sabía a qué se refería, pero mi interlocutor, en un tono más agresivo, ya me empezaba a insultar diciendo que no me hiciera el periodista valiente porque me iban a callar. Que no sería el primero ni el último y que mejor ni le moviera. Que si sabía lo que me convenía, me quedaría callado y que Don Jesús, mi conexión, iba a ser despedido.


No lo podía creer, por primera vez sabía quién era “boca chiquita”. Tiempo después supe el por qué de su tráfico de información. Era sencillo, Don Jesús, quién había dedicado toda su vida a la Federación nunca había sido valorado, ni recompensado de la manera correcta. Por tanto, había planeado toda una campaña para tronar aquellos federativos que le habían dado la espalda una y otra vez. Mente maquiavélica pienso una y otra vez.


Del caso, preferí no hablar, sólo dar a conocer lo que los otros medios informaban, la versión oficial y aceptada para no tener represalias, ni ver envuelto al diario en un escándalo. Lo sé, muchas veces me culpo de cobarde y poco profesional, pero es que después de ver que Don Jesús desapareció y nadie lo encuentra, decidí que es mejor dejar que la pelota ruede y no se manche, como diría un grande alguna vez. Al final, federativos corruptos y jugadores mediocres existirán por siempre.


6.9.10

Yo, al igual que tú tengo tantas ganas de vivir

El corazón y sus figuraciones

(Germán Dehesa- 25 de Agosto 2010)

Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar.

Como quien dice, mi vida es casi secreta y su único nuevo rasgo que yo detecto es la impaciencia. Así pues, no tiene ningún sentido que me saluden de lejecitos, ni que me saquen la vuelta, ni ninguna patochada de ésas. Nadie tiene idea de cuándo será la terminación cronológica de mi vida, pero calcula la ciencia médica que esto ocurrirá hacia los finales de este año.

Espero distribuir generosamente entre el personal médico billetes de muy alta denominación, de modo que este plazo se vaya ampliando, por lo menos, hasta 2020. Si se puede obtener más, ahí lo dejo en manos del Gobierno. Tengo mucha confianza en que nuestra burocracia acuse recibo de la solicitud en 2018, lo cual nos da margen para seguir resollando.

Lo que desde ahora les puedo asegurar es que, mientras pueda yo menear la pluma y no comience a decir puros despropósitos y mariguanadas, aquí me tendrán siempre a sus canijas órdenes y a sus pies, si no les rugen, como solía decir la inmortal Borola Tacuche de Burrón.

Me molesta casi tanto como a ustedes, este tipo de artículos donde tengo que ponerle luto a mis palabras y no sacarlas a pasear para que se asoleen, que es lo que a mí más me gusta; pero dibodobadito, tarde o temprano los médicos logran llevarte a sus terrenos y ahí es la de no te entumas y no le saques, manito. Por esas latitudes transito yo en la actualidad.

Me entusiasma saber que, gracias al talento de sus madres, mis hijos son gente de bien, con buena orientación en la vida y totalmente a la guapachosa altura de su herencia veracruzana. Todos son estudiosos, trabajadores y con magnífica inteligencia que, donde primero y mejor se muestra es en el buen humor que los cuatro manifiestan, caiga quien caiga.

No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho como para que ocurra algo tan ingrato.

Como en el teatro, esto es apenas la primera llamada, primera. Ya sé cómo se las gastan los lectores de por aquí y no me sorprendería que, a la vuelta de unos días, me tope con gente que diga que, el mero día del Bicentenario me voy a suicidar en el Zócalo gritando leperadas en contra de un Gobierno y de un sistema que premia cada vez más a la idiotez y no suele ser justo con la inteligencia.

No, yo no voy a hacer nada de eso para celebrar o denostar a este sistema del que, por lo demás soy miembro activo y no quiero jamás dar la impresión de que me doy de baja. Lo que sin duda ocurrirá es que el sistema me dé de baja a mí, pero ése ya es otro cantar.

Voy terminando. Este artículo y sólo este artículo. Yo tengo que guardar reposo por algunos días, pero muy pronto volveré a vestir mi uniforme azul y oro y a sembrar el pánico por todas las canchas de la República. Ahí me los encontraré. Mañana nos vemos.

5.8.10

Explíqueles maestro!!!

Continúo con el proceso resolutivo. Empiezo a sentir nuevamente ese ser que encerré debido a que los demás eran prioridad. Empiezo a comprender que la historia no cambió, ni cambiará. Así que, si por lo menos no eres sincero(a) simplemente no soy yo el tipo que aguantará...pero que el maestro lo explique mejor.

2.8.10

“Con el placer como hilo conductor, el hombre deja de ser un artista siendo él mismo la obra de Arte”
Nietzsche.

El erotismo es una forma de vida, a mi punto de ver. Algunas personas lo confunden con el mero acto de copular,de excitación que conlleva al acto sexual. Pero a mi parecer es algo vago y hasta sin fundamentos, porque el placer lo tenemos en la vida diaria, ese placer nos lleva a la erotización. "El erotismo ante la sociedad es el fantasma amenazante capaz de romper diques de vigilancia dado que convoca y reúne todos los sentidos en un mismo tiempo. El goce y encuentro con el deseo, estará en el poder jugar con los fantasmas en vez de encerrarlos." Un libro que a se me hace de los más erótico es Seda, de Alessandro Baricco, pongo un fragmento que creo engloba lo que trato de explicar.

Mi señor amado:

No tengas miedo, no te muevas, quédate en silencio, nadie nos verá. Permanece así, te quiero mirar, yo te he mirado tanto pero no eras para mí, ahora eres para mí.

No te acerques, te lo ruego, quédate como estás, tenemos una noche para nosotros, y quiero mirarte, nunca te había visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos y acaríciate, te lo ruego, no abras los ojos si no puedes, y acaríciate, son tan bellas tus manos, las he soñado tanto que ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así.

Sigue, te lo ruego, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate señor amado mío, acaricia tu sexo. Te lo ruego, despacio, es bella tu mano sobre tu sexo, no te detengas, me gusta mirarla y mirarte, señor amado mío. No abras los ojos, no todavía, no debes tener miedo estoy cerca de ti, ¿me oyes?, estoy aquí, puedo rozarte, y esta seda, ¿la sientes? Es la seda de mi vestido, no abras los ojos tendrás mi piel, tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios. Tú no sabrás dónde, en cierto momento sentirás el calor de mis labios encima. No puedes saber dónde si no abres los ojos, no lo sabrás, sentirás mi boca dónde no sabes, de improviso, tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las cejas, sentirás el calor entrar en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro. O tal vez sea sobre tu sexo. Apoyaré mis labios allí y los abriré bajando poco a poco.

Dejaré que tu sexo cierre a medias mi boca, entrando entre mis labios, y empujando mi lengua. Mi saliva bajará por tu piel hasta tu mano. Mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo, hasta que al final te bese en el corazón, porque te quiero. Morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te quiero, y con el corazón entre mis labios tú serás mío, de verdad, con mi boca en tu corazón tu serás mío para siempre. Y si no me crees abre los ojos señor amado mío y mírame. Soy yo, quién podrá borrar jamás este instante que pasa, y este mi cuerpo sin más seda. Tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran.

Tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios. Tú que resbalas debajo de mí, tomas mis flancos. Me levantas, me dejas deslizar sobre tu sexo, despacio. Quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote con lentitud. Tus manos sobre mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz. Te mueves con lentitud, pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, mi cuerpo sobre el tuyo. Tu espalda que me levanta, tus brazos que no me dejan ir, los golpes dentro de mí, es dulce violencia. Veo tus ojos buscar en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde tú quieras, señor amado mío. No hay fin, no finalizará, ¿lo ves?, Nadie podrá cancelar este instante que pasa, para siempre. Echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos soltando las lágrimas de mis ojos, mi voz dentro de la tuya, tu violencia temiéndome apretada, ya no hay tiempo para huir ni fuerza para resistir. Tenía que ser este instante, y en este instante es, créeme, señor amado mío, este instante será, de ahora en adelante. Será, hasta el fin.

No nos veremos más, señor. Lo que era para nosotros, ya lo hemos hecho y tú lo sabes. Créeme: lo hemos hecho para siempre. Conserva tu vida al margen de mí. Y no dudes ni un segundo, si es útil para tu felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora te dice, sin remordimiento, adiós.

1.8.10

A unos minutos

Acabó de colgar la llamada del "análisis". Tengo que decirlo, resultados positivos aunque con daños colaterales. "Fuego amigo" dirían en el argot militar. Colgué y cuando volteé, supe que no había nadie. Es curioso, pero aunque debería sentir felicidad, no lo siento.

Pastilla a la mitad, comida más comida y menos sensación de cambios dramáticos, con lo que la sensación de dependencia hacia las personas empezará a disminuir. Ahora que lo reflexiono, en verdad me siento vacío. Cansado, harto, agotado, triste, sólo. Son sólo adjetivos, me digo, pero lo cierto es que en esta carrera la cosa va así.

Llevo cuenta de días, horas y segundos. No hay más, desde ahora me despierto con esta canción que es mi himno de batalla...no sé quién se quede, porque por lo que entiendo no será una batalla de meses, sino de toda una vida, pero sé que en algún momento llegará el sol y me volverá a pegar en la cara y me volverá a hacer sentir los placeres de la vida.