Quién lo mide, qué lo mide. No lo sé, pero hoy me siento así. Suficientemente bueno o no, qué más da. Si al final siempre recibiré un reproche, un berrinche, un regaño. Cansado, gris, triste, palabras sueltas sin sentido. Como la vida en general, como MI vida en general. Perdón no es suficiente, lo siento tampoco. Suficientemente bueno, suficientemente vivo, suficientemente muerto, suficientemente, suficientemente
1 comentario:
Padre santo, pare de sufrir. Esa canción la escuchaba mucho el primer año que me mudé con el Edgardo. Me recuerda uno de los años más interesantes y más pobres de mi vida, antes de que conociera a mi siempre amiga Caaarmen que ya se casó y renunció. Ahora, años después, sin lograr que nos firmen la entrega final, regresando de un cursito en España, le digo que nunca nada es suficiente. Nunca, hasta que un día despertamos y nos sentimos a gusto. A ver si viene a comer un día. Abrazos.
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